Perdón por las ausencias...
Retomando la realidad a marchas forzadas, vuelvo de una experiencia en el tiempo y en el espacio...
En el espacio porque he recorrido miles de kilómetros en esta semana pasada y en el tiempo porque me he encontrado con multitud de cosas, que para mi eran de los años setenta, pero que allí eran de plena actualidad y vigencia en 2008.
Regreso de Egipto, tierra fronteriza, donde el tiempo pasa de otra manera y la paciencia se considera una virtud árabe.
En el extremo de África y siendo la puerta de Asia estos mercaderes, nos llevan siglos de ventaja y consideran casi cualquier acto una ceremonia, donde se encierran muchas de las explicaciones que el viajero puede descifrar.
El ineludible y omnipresente regateo, enfrentamiento incruento de habilidades sociales será uno de los deportes que practicara el viajero y sufrirá el turista, saliendo ambos vapuleados, aún en el caso de encontrar gangas, pues algo que tú consideres muy barato, seguirá siendo buen negocio para quien vive un día, con un cuarto de la mitad de lo que tú dedicas a beber el fin de semana o fumar si tienes esa manía.
El trafico en el Cairo fue una de las cosas que más me impacto, por aparecer a los ojos occidentales como un caos absoluto (circulan de noche sin luces, las placas de matricula son opcionales, la preferencia en los cruces depende del tamaño del vehículo y las pelotas que le eche el conductor, en tres carriles entran cinco Cairotas....) pero tras un par de días descubres que no puede ser de otra manera y encuentras ese ritmo secreto que se esconde tras el incansable bocineo que no para ni de día, ni de noche. A todo esto asiste la policía impasible que solo actúa en caso de accidente con victimas.
El ritmo del Nilo relajante y abstrayente me alargo los días hasta perder totalmente la noción del tiempo, sin saber realmente cual era el objeto del ritmo al que vivimos a diario...
Realmente es un mar alargado que recorre miles de kilómetros dejándose encauzar por los ribereños y dando lugar a una vía de transporte e intercambio, que hacen de las carreteras algo subsidiario y prescindible para sus habitantes.
Son sabios estos africanos, se sientan a ver pasar el sol, ante su puerta, mientras comparten el té con menta y saborean el humo de la pipa de agua, de paso hablan y organizan la vida (eso los hombres), las mujeres mientras se encargaban de las tareas agrícolas y domesticas, ayudadas por los niños y bien tapadas, por que ya se sabe que el cabello de una mujer es algo indecente que se debe tapar, como los tobillos y los brazos...
El estándar occidental de limpieza, queda reducido a esas reservas que son los complejos hoteleros donde en un cinco estrellas puedes encontrar algo parecido a lo que se entiende por normal, donde la porquería no asoma, pero si la buscas ahí está...
Tierra de contrastes donde convive la miseria más paupérrima justo al lado de la opulencia más insultante, pero de todo me quedo con la mirada alegre y pilla de los niños que insistentemente te pedían un chicle o un caramelo o un boli o la gorra o un euro o lo que fuese, sabiendo positivamente que lo iban a conseguir repitiendo el mantra de hola hola coca cola, o este otro de españa tacaña...
Un dato curioso, me comento Ahmed que por fin este año, había aprobado el gobierno una ley que prohibía la ablación femenina y se esperaba que en breve la costumbre iría quedando reducida a los sectores mas ortodoxos, pero que de momento era practica habitual.... yo desconocía lo extendida que estaba esta practica, pero tanto él como Shahed me confirmaron que el islam había acabado con la mayoría de las religiones autóctonas e imponiéndose como única opción, ya que socialmente la presión era bastante importante y no es aceptado el laicismo y mucho menos el ser infiel, o lo que es lo mismo, practicar otra religión. Trato de no emitir ningún juicio y solo relatar lo que me contó la gente.
Tras releer lo escrito, parece que queda algo negativo, pero nada más lejos de la realidad, me encanto el viaje, me encanto la gente, pero remarco quizás más los contrastes y lo que me llama la atención, por supuesto las pirámides son impresionantes, aunque tengo unas fotos ineditas, ya que las tengo con lluvia y con niebla, ya las veréis... el Nilo en barco es algo inolvidable, los amaneceres en el desierto son un espectáculo inigualable, el patrimonio arqueológico no os lo voy a descubrir yo y la seguridad, que es algo sobre lo que pregunta bastante la gente a mi pareció incluso exagerada.... Yo volvería mañana, sin duda...
Por lo demás, me abruma el ritmo, antes cotidiano y despierto a golpe de jueves sin saber como y por donde se escurrieron los días instalado ya en la rutina. Apurando los últimos polvorones, el carnaval me recuerda que este enero moribundo fue la exhalación que de refilón vi pasar y no reconocí y si alguien tiene paciencia, cualquier transcribiré lo que quedo en el cuaderno de viaje
que aún no desembale, junto con las ochocientas fotos que me traje de recuerdo.
Que Amón Ra nos acoja bajo su protección y bendiga la llegada de Isis, diosa de la belleza y la fertilidad, mientras Sobek, el dios cocodrilo nos guarda del mal de ojo y Osiris, dios de los muertos cuida de nuestros antepasados.... asi sea
para los poliglotas layla al jalik, que es buenas noches en árabe
Etiquetas: Cronicas prosaicas, Egypt, viajes
Bevenido! Se te echaba de menos en la esfera de la blogosfera, compañero de viajes a destiempo en el tiempo :)
Me alegro de tu vuelta, y parece que tu experiencia fue estupenda :) Cuanto me alegro también.
Biquiños