Entrampado a medio camino entre la pereza y el espíritu vacacional, abandono esta semana con la intención de que el año se diluya entre la exaltación gastronómica y la alcohólica.
Aderezadas por las visitas de los ausentes y las llamadas insospechadas, felicitándote por sobrevivir. Definitivamente abandono el puesto de vigía, en lo alto del mástil y me refugio bajo cubierta, donde me espera lo mejor de lo peor...
Nunca entendí la razón de celebrar el fin del año y me resulta una catarsis difícil de razonar, no de disfrutar...
Súbitamente la agenda se llena de ineludibles, a la vez que el móvil de llamadas perdidas de personas perdidas que recuperaron la memoria y su capacidad de robar tiempo a la rutina.
En este intento de resetear nuestras conciencias y nuestros cerebros antes de afrontar la cuesta de enero, mes de resacas y dolencias estomacales por excelencia, corre una leyenda urbana, que habla de la caducidad del dinero, invitando a gastar sin medida, porque un día es un día...
Pues eso, que nadie olvide que el día después, amanecerá como cualquier otro día, la semana siguiente habrá que seguir moviendo el molino porque hace falta el pan rancio de cada día y tras tanta intoxicación llega el momento de expurgación, depuración....
o como se llame a tomar conciencia de lo real de la tarjeta de plástico
Lo peor está por llegar, ya que todos los republicanos creemos en los reyes, que ahora están en combate feroz con el hombre de la cocacola, ese señor obeso que deshollina cuentas corrientes el día de navidad, mientras los comerciantes se parten de risa, cuando piensan el precio de las cosas cuarenta y ocho horas más tarde.
Definitivamente, creo que cada vez me gustan más las navidades, realmente van con mi carácter.... destacan la estupidez humana, teñida de ese romanticismo que los especialistas en marketing expolian, ese filón del hueco dejado bajo un árbol de plástico, donde te demuestras un hombre sin corazón, si realmente usas la cabeza.....
Muchos besos y abrazos a quien haya conseguido aguantar hasta aquí y salgo raudo y veloz a calentar unos pies helados que me esperan bajo las sabanas que son mi refugio...
catarsis la que hice, si pasas por mi casa. tienes razon a algunos les vuelve la memoria repentinamente, tiempos de tarjetas y mundos plásticos para otros, pero para muchos más son tiempos de reencuentros y de darse otra oportunidad. a mi me gustan las fiestas - ando disfrutando mini vacaciones,hubiese querido tomarmelas con viaje incluido pero ando de lo más vaga y ya me estoi aburriendo- me encantan las comilonas, los brindis y ver dibujitos y peliculas lacrimogenas en la tele y disfrutar a mi familia. yo tambien tengo un pecesito se llama lola.
yo siempre tengo los pies helados
abrazo para el aguante
reina imposible