Intento de Homicidio en grado de tentativa

Desperté en plena tormenta, amenazaba con no respetar la integridad del hormigón, me sentía sucio, mojado, dolorido y desorientado…

Poco a poco, comenzó a amanecer en mi cerebro, ¡si! estaba haciendo algo importante, justo antes de perder el sentido. Traté de incorporarme pero fue peor, se agudizaban algunos dolores. Posiblemente estoy tumbado boca abajo, con la cabeza apoyada en el suelo y en la zona de contacto reside gran parte del dolor.

Ahora empieza el rosario de recuerdos, en mitad de mi suicidio se me reveló todo lo que no había conseguido llevar a cabo… ¿como se puede ser tan cruel? en plena agonía y ya ¿juicio final? Claro que mi vida era un desastre, bueno pensé, si este fue el infierno que podría empeorar.

Por suerte, había escogido el ritual japonés, kimono blanco, pañuelo con punto rojo en la frente e impecable daga de cinto lo cual también implica un último vaso de sake, detalle que decidí cambiar en el ultimo segundo, un toque autóctono ¡que carallo!

Por supuesto, en mi caso se trató de la última botella de licor café, total que daño podía hacerme justo antes de morir, fue entonces cuando comprendí el daño que me había hecho….nuevamente había dejado algo a medias, vaya suicidio… sin cadáver y con un testigo............ el suicida.

Lo peor es que la nota de suicidio era sublime:

Voy a volverme lejano, inocuo.

Me transformaré en un espectro,

más irreal aún de lo que fui

Nunca más seré palpable y concreto.

Me volatilizaré y mis partículas,

se esparcirán muy lejos una de la otra.

Habitaré ningún sitio,

transcurriré ningún tiempo.

Seré etéreo, incierto.

Desapareceré.

Dudarás hasta de mi recuerdo.

Me volveré nada.

He decidido cambiar de vida, no me iba nada bien como suicida, este de ahora era el vigesimoquinto intento fallido, y creo que me falta vocación, me encanta Cioran pero me queda grande, retomare a los clásicos Epicuro puede entender mis adicciones….