P e g a d a l a n a r iz e n e l c r i s t a l

Vuelve el húmedo espacio, donde anida periódicamente la tristeza.

No detengo el tren en esta estación porque paso de puntillas,

por la oscuridad de sus días, la tempestad de sus noches

y los paramos de mi recuerdo.

Siempre anima más el tiempo, a mitad de año;

con largos y ociosos días,

cuando los colores abandonan la tierra

y sucumben a la luminosidad del arco iris.

Dame vida, dame amor y dame fuerzas,

para soportar un poco más, bajo dos toneladas de agua

que no dejan de martillear sobre el frágil cristal

que me separa de la fría realidad.

Regálame la luz de tu sonrisa,

y reflejos desde el fondo de tus ojos,

acaríciame con tus besos y olvidare que el otoño

llama de nuevo al invierno, para sitiar mi jardín y provocar

esa pequeña destrucción que se esconde debajo de la nieve

y no duele porque te congela el alma

hasta la siguiente estación…